Autorrepresión

Recientemente comprendí que no solo se trataba de mí. No soy capaz de expresarme como quiero porque carezco (aun) de la técnica suficiente pero eso es poco más que un trámite puesto que observando a aquellos que hace tiempo, llegaron a esa excelencia me doy cuenta de que están reprimidos como yo. La represión es individual y colectiva ya que no queremos mostrarnos a los demás tal y como ellos no quieren vernos, pero tampoco nos mostramos ante nosotros mismos tal y como somos por nuestro propio miedo. Son grandes las barreras a cruzar y el arte parece ser de esos terrenos libres en los que todo puede ser dicho pero nada más lejos de la realidad, es un campo más del conocimiento humano y sufrimos las mismas limitaciones que el resto. Veo los cuadros de Golucho en los que revienta de una pedrada una pintura para recomponerla después, recupera blancos de un dibujo rompiéndolo o cortándolo con una sierra circular o aplasta con un tronco y un yunque un medio formato. Parecen formas de intentar ser desesperadamente original pero no son si no ataques contra su autorrepresión. Uno quiere contarlo todo, sacar todo lo que lleva dentro y, cuando falla la promesa de la técnica, lo que tiene a mano el hombre son medidas violentas. La piedra, las cuchillas, lijas, fuego. Falta ya que alguien pinte una nueva Mona Lisa y se lance a un vacío de veinte metros aferrado al cuadro. A ver qué queda.

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